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La educación popular fue uno de los pilares fundamentales de la transformación social en tiempos de la II República, y la Cartilla escolar antifascista fue sin duda la herramienta más eficaz para definir e implantar sus valores entre las milicias... Seguir leyendo
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La educación popular fue uno de los pilares fundamentales de la transformación social en tiempos de la II República, y la Cartilla escolar antifascista fue sin duda la herramienta más eficaz para definir e implantar sus valores entre las milicias republicanas por parte del Ministerio de Instrucción Pública en su lucha contra el analfabetismo. La primera edición fue impresa en Valencia en 1937, con un tiraje de 150.000 ejemplares. La Cartilla escolar antifascista, concebida y distribuida durante la contienda bélica, pretendía iniciar en el conocimiento de las operaciones aritméticas básicas y de la lectoescritura a los soldados del bando republicano y, a su vez, concienciarlos y comprometerlos con la lucha antifascista. En este folleto todas las clases fueron representadas y sirvió como panfleto reivindicativo tanto en la lucha por la democratización de la cultura como en la lucha contra el fascismo. Su particular modo de aunar educación matemática, propaganda política y arte de vanguardia le ha valido, sin duda, la condición de «libro singular». El texto de esta cartilla fue redactado, por encargo del Ministerio de Instrucción Pública, por Fernando Sáinz Ruiz y de Eusebio Cimorra. La confección gráfica vino de la mano de Mauricio Amster, uno de los artistas gráficos más destacados de la época, además de renombrado tipógrafo, y de los fotógrafos José Val del Omar y José Calandín Guzmán.