Este sitio web utiliza cookies para mejorar su experiencia mientras navega. Las cookies que se clasifican según sea necesario se almacenan en su navegador, ya que son esenciales para el funcionamiento de las características básicas del sitio web. También utilizamos cookies de terceros que nos ayudan a analizar y comprender cómo utiliza este sitio web. Estas cookies se almacenarán en su navegador solo con su consentimiento. También tiene la opción de optar por no recibir estas cookies. Pero la exclusión voluntaria de algunas de estas cookies puede afectar su experiencia de navegación.
Imprescindibles
Las cookies necesarias son absolutamente esenciales para que el sitio web funcione correctamente. Esta categoría solo incluye cookies que garantizan funcionalidades básicas y características de seguridad del sitio web. Estas cookies no almacenan ninguna información personal.
No imprescindibles
Estas cookies pueden no ser particularmente necesarias para que el sitio web funcione y se utilizan específicamente para recopilar datos estadísticos sobre el uso del sitio web y para recopilar datos del usuario a través de análisis, anuncios y otros contenidos integrados. Activándolas nos autoriza a su uso mientras navega por nuestra página web.
Un día te tropiezas con una vieja que te cuela un gato (uno de verdad, claro está) y al siguiente descubres que el minino habla. ¿Qué harías si eso te ocurriera?1: ¿Gritar como una loca?2: ¿Rezar porque te hayas emborrachado y que no lo recuer... Seguir leyendo
info
Un día te tropiezas con una vieja que te cuela un gato (uno de verdad, claro está) y al siguiente descubres que el minino habla. ¿Qué harías si eso te ocurriera?1: ¿Gritar como una loca?2: ¿Rezar porque te hayas emborrachado y que no lo recuerdes?3: ¿Seguir conversando con el minino en cuestión para comprobar si hay una explicación racional? (Suponiendo que no te haya dado un infarto antes, claro está).Voy a ser sincera. No recuerdo cómo reaccioné cuando ocurrió. ¿Puedes culparme?Ahora lo único que sé es que tengo a un felino gruñón con cara de mala leche en mi casa que afirma conocerme de otra vida y el vecino de al lado que sale en toalla a regar las plantas yàUn momento, me he perdido.¿De qué estaba hablando?Ah, sí, del nuevo vecino soltero que está para mojar pan y que, por nada del mundo, nada en absoluto, debe enterarse de que tengo un gato que habla y que trata de convencerme de que es mi ex (o que estoy como una puta cabra).